martes, 22 de marzo de 2016

ODISEA EN LA ULTRA TITÁN DESAFÍO DE LA MAGRERA

Salida, rampón, rodar en grupo, pinchazo, caída, rodar en solitario, lluvia, granizo, mucho frió, pinchazo, pinchazo, cuestacas, pinchazo y meta.  Ese sería el resumen perfecto para esta jornada llena de penurias, la cual se inicio mejor de lo pensado, pero que poco a poco se fue torciendo.


Domingo 20 de Marzo, hoy toca asistir a la segunda cita del Skoda Titán Xtrem Tour, la Titán Desafío de la Magrera, en la localidad pacense de Hornachos. 

Por la distancia entre Cáceres y la localidad sede de la prueba, decidimos, al igual que otros bikers, irnos un día antes, de está manera evitamos darnos el sufrido madrugon. 


Son las 7:50, ya estamos en la línea de salida, vemos caras conocidas y caras amigas, saludos nerviosos entre unos y otros. Nos informan que por motivos de seguridad la salida se hará en dirección contraria, por lo que toca moverse rápido para no salir muy retrasados. 

Al rededor de las 08:03 se da la salida. Salida neutralizada por las calles de Hornachos, cuando de repente nos encontramos con un rampa de gran porcentaje, se rueda muy en grupo, y hay que ir con cuidado para no poner el pie en el suelo. Oigo como Pedro Torres le recuerda a su pareja Fernando Sánchez el rampon que viene a continuación, y efectivamente tras un giro a izquierda el porcentaje de subida se incrementa exageradamente (subida a castillejos), donde algunos echan pie a tierra, haciendo aún más difícil la subida, pero finalmente se asciende sin problema.



Salimos de Hornachos, se llanean unos kilometros donde se rueda en grupo, rodamos en un buen grupo junto a bikers como los anteriormente nombrados, Pedro y Fernando, ademas de Gónzalo Barriga y Ángel Macias, Luis Luengo y Alejandro Anguita, Gustavo Porfirio, y algún otro participante, que hacía de este grupo bastante atractivo. 

KM 9



Llegamos al kilómetro 13 donde nos espera la primera larga ascensión, el grupo se estira, tras este una larga bajada entre jarales, donde  un integrante del dúo del club Xalima, sufrió una caída que les hizo abandonar. Dicha bajada estiro aún más el grupo, y tras una pequeña desavenencia mecánica sufrida por mi compañero Vicente, ocasiono que desconectáramos de ese preciado grupo.






Por delante, a unos 300m ruedan la pareja del Club Bicicletas Cáceres formada por Luis Luengo y Alejandro Anguita, y junto a ellos Juanfer Ramirez (ArtSalud), decidimos rodar a nuestro ritmo sin obcecarnos en cogerlos, ya que aún queda mucho por delante y no hay que derrochar cartuchos. 



Cuando estamos a punto de dar caza a Juanfer Ramirez, quien se descolgó del trió que formaba junto a la pareja del club Bicicletas Cáceres, somos alcanzados por un grupo de unos 5 bikers, entre los que se encontraban la pareja formada por Oliver Chumillas y Joaquin Perez (del Gobik Argum Racing Team, quienes finalizarán en 3ª posición),y el máster 50 Joaquin Narajo (GR100). Nos unimos a dicho grupo junto a Juanfer Ramirez. Se rueda muy rápido, donde el duo del Gobik Argum es quien impone dicho ritmo, poco a poco vamos alcanzando más participantes,  primero Luengo y Anguita, y después el trío del Skoda Titán, haciendo que el grupo creciera, favoreciendo el rodar rápido por los llanos que nos encontrábamos.  

El grupo se vuelve a estirar, separándose del mismo el trío Titán y el bikers del ArtSalud, rodamos por una pista rápida escoltada por arboleda, sobre el kilómetro 50,  veo como la pareja del Coronel Bike ha sufrido un pinchazo, justo en ese instante oigo un fuerte silbido, miro para atrás, y no puede ser, Vicente ha pinchado, doy media vuelta y esta vez si logro repararlo con mecha, mientras el trío  Skoda Titán y Gustavo Porfirio nos adelantan, continuamos rápidamente, con intención de cogerlos y así volver a formar grupo, el dúo del Coronel Bike continúan reparado su avería.  

Nos alcanza de nuevo Juanfer Ramirez. Vicente coge el timón y marca el ritmo, con la mala suerte de sufrir una caída tras perder el control de su bicicleta en una zona rápida totalmente embarrada, yo que iba detrás decido tirarme por no pasar por encima de este y Juanfer hace lo mismo por no colisionar conmigo. Vemos que todo esta bien y continuamos la marcha. Llegamos al avituallamiento del kilómetro 73, en el que habíamos decidido que sería el único donde íbamos a parar. 

Los nervios, la lluvia y el barro, hacen que nos confundamos en varios cruces, lo que conlleva que seamos alcanzados por un grupo de otros cinco bikers, donde se encontraban el dúo del Coronel Bike (finalizan 6º). No para de llover, hace muchísimo frío, los pulgares apenas tienen fuerza para actuar en el pulsador del cambio/desviador. 

Llega la zona de subida, que abarca los últimos 50 kilómetros, la primera ascensión, La Magrera, estira mucho el grupo, es una subida donde empezamos a encontrarnos con participantes de la maratón. Hay muchos expectadores, que animan en la subida, la ascensión se hace cada vez más dura, teniendo que echar el pie a tierra. En dicha subida volvemos a encontrarnos con G. Porfirio con quien realizamos el descenso.

Subida a la Magrera








Tras finalizar el descenso vuelve una zona de rodar rápido, donde volvemos a pasar a Luengo y Anguita, el terreno invita a rodar rápido, dejamos atrás a Porfirio y poco a poco vamos adelantando a más participantes tanto de la ultra como de la maratón.

Pero nuestro gozo en un pozo, ya que en el kilómetro 90/100 Vicente vuelve a pinchar, esta vez raja la cubierta, donde las mechas no valen, hay que poner cubierta. Todos los que habíamos adelantado nos vuelven a pasar, e incluso más gente. Lo arreglamos lo más rápido posible volviendo a arrancar a todo lo que da el corazón y las piernas, con la intención de intentar recuperar las posiciones perdidas, pero al un kilómetro Vicente pincha de nuevo, la misma rueda, volvemos a poner cámara, nuestra última cámara, se parte la bomba, hinchamos la rueda a duras penas. Nos no para de adelantar gente, entre ellos la pareja del Yellow Team. Nuestra moral esta por debajo del barro que inunda los caminos, parece que un tuerto nos haya mirado en la Titanes.

Iniciamos la marcha, vuelven las subidas, pero las lluvia caída y el gran numero de bikers que ha pasado por la zona hacen que el barrizal acumulado en los caminos lleno de numerosas rodaduras hagan prácticamente inciclable la ascensión, a ratos andando, a ratos pedaleando, a ratos corriendo.

De lejos el Castillo de Hornachos, preciosa vista, nos da la bienvenida al último descenso que no llevara de nuevo donde se inicio todo, una calzada romana con alguna curva cerrada y escalones al final nos llevaran a un último repecho que concluirá en la recta de meta. Pero como no, no podía acabar la jornada si una última desgracia, tras el descenso, algo empieza a salpicar mis piernas y se escucha un leve silbido, ahora he sido yo el que he pinchado, el liquido sale, salpicándome, intentando taponer, pero sin lograrlo, pero la meta esta a penas 2 km, y aunque la rueda cada vez está más floja, decidimos no repararla y terminar de una vez esta nuestra ultra.


Descenso Calzada Romana




Meta



Finalmente 8º por parejas, un sabor más agrio que dulce, ya que por segunda vez las fuerzas iban muy bien pero los pinchazos nos impidieron concluir en mejor posición. Pero ya se sabe, son cosas que pasan en las carreras, hoy me puede pasar a mi y mañana a otro, la cosa es estar ahí y no darse por vencido. Ahora a pensar en la siguiente cita, Titán Cabeza la Vaca.

Postmeta




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